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Mi comunicología

“Yo quería estudiar comunicación pero para qué, con aprender a sacar fotos, usar una filmadora y  hablar bien ya está”, palabras que escuché en la conversación de dos amigas que buscaban ingresar a la universidad. Yo cursaba mi segundo año en la carrera de comunicación social.

Esa charla me dejó pensando, porqué elegí estudiar comunicación. Acaso tenía la misma ignorancia de las amigas cuando tomé la decisión. Lamentablemente muchas profesiones están estereotipadas y, mucho peor,  son esos estereotipos los que guían su elección.

Tuve como referente a tres grades periodistas bolivianos: primero, Cristina Corrales, con mi papá fanático de  radio  Fides, era el pan de cada día.  En la televisión, el noticiero con Carlos Mesa y Amalia Pando; siendo sincera aún añoro esos programas que ahora difícilmente se encuentra.

Para mí, periodismo era sinónimo de comunicación; y al iniciar la carrera no imaginé descubrir lo que existe más allá de la comunicación social.

Entre excelentes docentes, los que marcaron mi vida, otros medianamente supieron darnos herramientas, quizás como en toda universidad por lo menos en Bolivia. Hasta ahora, recuerdo frases como: “Espero que no me estén estudiando cinco años para andar con un micrófono persiguiendo a famosos”, “deben enamorarse de su tesis más que de su novio” y  otras  no tan emblemáticas, “repetiremos la primera nota en los últimos parciales”.

Con el pasar de los semestres, la redacción fue mi pasión y la comunicación para el desarrollo me llamó la atención,  área  que elegí para hacer mi proyecto de titulación. En particular, agradezco a dos de mis docentes por darme la libertad de tirarme a la piscina de la investigación. Ahora, reviso mis aciertos y errores, me doy cuenta que yo fui quien más ganó, pues hice lo que quise y aprendí.

Fueron cinco años de apasionamiento, más de 50 materias y solo una sobre comunicación organizacional, chispazos que me permitieron desenvolverme en mi primer trabajo donde terminé de encontrar mi vocación.

Entre la investigación, la teoría y la práctica pude ver que la comunicación, como profesión, es más que cámaras fotográficas, filmadoras o periodismo. Llevo más de ocho años ejerciendo en un constante aprender, con altas y bajas, entregada a lo que hago y en un eterno descubrir  mi comunicología.

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